miércoles, 31 de enero de 2018

El blog de la semana 23 de enero

En la clase del martes, discutimos el artículo de García que habla de la manipulación en la traducción. Empezamos con la idea de que la traducción es una manipulación; decimos que cuando se piensa en una palabra en un idioma (por ejemplo, la palabra “playa”), llega una imagen al cerebro de la palabra; sin embargo, cuando se dice la palabra traducida en otro idioma (ej: “beach”) es posible que se piense en otra imagen. Este fenómeno es normal porque los códigos implican una cultura y el background de una persona afecta el mensaje transmitido.

Una de las ideas principales que discute García es la Escuela de la Manipulación, que propone que toda traducción manipula el texto original para un objetivo específico en la lengua final. Si un texto no tiene objetivo, es un texto original. También, la Escuela de la Manipulación incluye dos principales teorías: la teoría polisistémica y los Estudios de Traducción. Según la teoría polisistémica, hay “un conglomerado de sistemas diferenciado y dinámico, caracterizado por oposiciones internas y continuos cambios.” En clase, hemos dicho que es una serie de “círculos,” o sistemas, de ellos cada uno pone etiquetas al sistema en cuanto a qué se puede hacer dentro del sistema. Por ejemplo, la traducción es un sistema paralelo al sistema de la literatura; por eso, un autor no puede traducir dentro del mismo sistema. Dentro de la teoría polisistémica, existen los conceptos de equivalencia y norma. En cuanto a la equivalencia, se trata del mantenimiento de fidelidad al original. Hay dos tipos – equivalencia formal, que consiste en traducciones en las que las palabras son las mismas en ambas lenguas (ejemplo: “I am” en inglés y “yo soy” en español), y equivalencia dinámica, lo que consiste en un par de palabras que, aunque no sean lo mismo, transmiten el mismo sentido en ambas lenguas. Para ver este fenómeno, hemos visto el ejemplo de Los Simpsons y la escena cuando Homer y Bart cantan sobre la ensalada. En inglés, español de España, y español de Latinoamérica, las traducciones demuestran equivalencia dinámica, porque no se traducen palabra por palabra. En cuanto a la idea de “norma,” se define como una regla no escrita que se dice qué hay que traducir y qué no. Un ejemplo de una norma sería que, en Austria, es muy tabú hablar del Holocausto; por eso, no se debería traducir ni interpretar sobre el tema.

Por otro lado, hay gente que dice que la teoría polisistémica es demasiado restrictiva; por eso, se ha creado la teoría de los Estudios de Traducción. Dentro de esta teoría, se quiere todo con todo; sus seguidores creen que los escritores y los traductores se deberían mezclar y que hay que poner un contexto cultural en las traducciones.

Luego, hemos hablado de las dos estrategias de traducción que propone Lawrence Venuti, la domesticación y la extranjerización. La domesticación disimula la cultura de la lengua original, y la pone en el contexto cultural de la gente de la lengua final. La extranjerización conserva palabras culturales de la primera lengua a la segunda. En esta estrategia, existen xenismos, o palabras culturales que están tan llenas de cultura que no se pueden traducir.


En la clase del jueves, hablamos de nombres propios. Hemos señalado que antes de traducir, hay que tener en cuenta tanto la información lingüística como la información paralingüística. En cuanto a la traducción de nombres propios, no se traducen los nombres, a veces se traducen los nombres de las ciudades (si ya hay un nombre establecido), y los nombres de reyes y papas siempre se traducen, pero siempre con números romanos.

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